martes, 24 de enero de 2012

Rumbo al sur

"Un día decidí partir. Me invadió una inmensa sensación de culpa.
Ni bien traspuse la puerta sopló un huracán de liberación.
Llegó a mí con tanta violencia que todo llevó, hasta los recuerdos".
Miguel Cabrera


“Siempre tienes que estar lista para tener tu mochila preparada en cinco minutos. Te va a pasar, de repente te avisan y tienes que salir corriendo”. No imaginé que este consejo mochilero (de tantos que recibí durante los interrogatorios previaje) iba a ser tan tan acertado. Tan acertado como que así empezó todo…


Era lunes por la tarde, estaba tranquila terminando de organizar algunas cosas de trabajo mientras pensaba en que tenía que ordenar mi mochila para aprovechar bien el espacio. Estaba esperando la llamada del chófer del camión que me iba a llevar al sur al día siguiente. Sonó el teléfono… “Ana, ¿estás lista? El camión sale ahora”. ¿AHORA? Pero… pero… sí, claro que estoy lista, llevo esperando un año. Estoy lista… pero con todo hecho un revoltijo.
Martín tiene 48 años y lleva más de 30 encima del camión. Ahora solo hace viajes al sur, a la isla, como le dicen a la Tierra del Fuego, pero en una época también viajaba al norte. En este viaje transporta piezas electrónicas para aparatos de aire acondicionado, que montarán en la isla para volver a llevar a Buenos Aires. Un poco lejos la cadena de montaje, ¿no? En las largas horas que compartimos, hicimos un cálculo, grosso modo, de los kilómetros que llevaba encima. Martín ha hecho más de tres millones de kilómetros, el equivalente a unas 75 vueltas al mundo por el Ecuador. Estaba en buenas manos.

Quizá una de las cosas más impresionantes de viajar al sur por carretera sea las grandes extensiones de nada. La nada te rodea: nada a un costado, nada al otro, nada hasta donde alcanza la vista. De vez en cuando, una cigüeña extrayendo petróleo… en la amplia nada de Chubut o en la de Santa Cruz. Nada hasta donde alcanza la vista, simplemente nada. Vida de camionero durante tres días mientras cruzábamos la extensa nada. Quien llamó a Ushuaia “El fin del mundo” seguro que llegó allí en camión.

Pero en algún punto del camino, entre la nada chubutense y la nada santacruceña, cuando la Ruta 3 se acerca al mar, puedes encontrar algo. Sin esperarlo, en un alto en el camino, me encontré con los lobos marinos. Descansaban tranquilos al sol, haciendo caso omiso de las cámaras de los turistas. Después, más de lo mismo; es decir: nada.


Lobos marinos en Caleta Olivia
Mucho tiempo después, llegamos a la frontera con Chile. Íbamos a cruzar el Estrecho de Magallanes en una barca y, según me habían dicho, cabía la posibilidad de ver delfines y toninas. No tuve esa suerte… ¿quizá a la vuelta? Una vez en la isla, creía que ya estábamos cerca. Sin embargo, 120 kilómetros de camino de ripio me lo desmintieron rápidamente. Tres mil kilómetros en camión y, de premio, cuando la impaciencia iba creciendo, camino de ripio. Tampoco llegaría ese día a Ushuaia, sería necesario pernoctar en Río Grande, por cierto, una de las ciudades más feas que vi en mi vida. El camión llegaba hasta allí y, a la mañana siguiente, me despedí de Martín.

Una combi me llevó de Río Grande a Ushuaia. Cuanto más cerca estábamos mejor me sentía. Contemplaba emocionada la belleza de las montañas… Entonces me di cuenta de cuánto había extrañado los paisajes montañosos y el aire puro. Dos horas después, por fin había llegado… ¡al fin del mundo!


Ana Harding

10 comentarios:

  1. Te quiero Ninu.. la gte de blogger, sigue sin notificarme cuando escribís algo nuevo!
    Emocionan tus líneas.. desde acá te acompaño en la felicidad!

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  2. ¡Gracias, Abe! De todas maneras enlazo en FB, así que creo que te irás enterando. ;)

    ¡Te quiero mucho! <3

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  3. Ana, emocionan tus relatos.
    Segui complaciendonos con ellos.
    Te felicito por tu coraje. Me produce admiracion.
    Suerte y lo mejor.

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    1. ¡Muchísimas gracias, Chee! ¡Muchas gracias por todo el apoyo y por tu gran ayuda a la hora de armar la ruta!

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  4. Anita, excelentes tus comentarios! Hemos compartido tanto! y ahora este viaje! Besos campeona!

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    1. ¡Gracias, Euge! ¡Y seguiremos compartiendo! :D

      ¡¡Beso grande!!

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  5. Ana,tus sobris siguen tu viaje...
    Gal·la te manda millones de besos.

    Ahí van los mios:
    Besosssssssssss!

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    1. Mis sobris vienen conmigo en la mochila, llevo las fotos que me mandaste! :)

      Besos a todos, los quiero!! <3

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  6. eres la mejor!!!!!!

    Tu hermanita:rebeka (ke komo sale komo anonimo)

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    1. ¡Hola Rebex! Qué bueno tenerte por aquí. Te quiero y te echo mucho de menos. :)

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