sábado, 24 de marzo de 2012

Hoy extraño…




Quizá porque hace ya dos meses que emprendí esta aventura, quizá porque por mucho que no lo queramos admitir, de vez en cuando necesitamos el abrazo y la energía de esos seres de referencia, esos que nos han visto reír y llorar, esos que nos siguen queriendo a pesar de conocernos… por eso, hoy extraño.

No voy a nombrar a nadie, pero cada uno sabe…


Extraño los Ventus de los viernes.
Extraño la cerveza negra con doritos, de otros viernes.
Extraño los capuchinos en el Be Bop, de viernes aun más lejanos.
Extraño que me digan “¡Callate, Ana!” casi como si fuera un saludo.
Extraño que me griten “¡Ninoooo!” de repente.
Extraño los tés y las charlas en pijama hasta altas horas.
Extraño que nos preguntemos “¿Por quééééééé?”, como si eso importara.
Extraño que nos preguntemos “¿Qué hago con mi vida?”.
Extraño las previsiones extrañas que se tornan de repente en realidad.
Extraño la pausa en el trabajo para ir a tomar un café.
Extraño el queso y el maní que con amor eliges para mí.
Extraño las historias rocambolescas sobre espías de la CIA.
Extraño las verdades en crudo, sin anestesia.
Extraño que me lleven la contraria, con cariño pero la contraria al fin.
Extraño jugar con tu oreja solo para molestarte.
Extraño jugar a la pilosa y a la manta.
Extraño los planes improvisados y pinchar en los primeros 400 metros de ascenso.
Extraño el amigo invisible.
Extraño las clases de piano.
Extraño el cine con escenificación a la salida.
Extraño la brillantina en el pelo.
Extraño perder la cuenta del champán que tomamos.
Extraño las discusiones sin sentido en la Zurriola.
Extraño las tormentas en Buenos Aires.
Extraño las tormentas en Montevideo.
Extraño el xirimiri en Donosti.
Extraño las partidas de TEG all night long.
Extraño las expediciones nocturnas en Montevideo, buscando algo insólito.
Extraño los roller por todo Donosti a tu lado.
Extraño los sábados de pintxos.
Extraño algún domingo de resaca.
Extraño las fiestas de cumpleaños sorpresa.
Extraño las largas caminatas hablando de todo y de nada.
Extraño las sentadas en las esquinas.
Extraño las sentadas en los parques.
Extraño las tardes entre salitre y sudor.
Extraño tu ingenio y cómo me hacías reír.

Tantas cosas… hoy extraño.

Ana Harding

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