sábado, 13 de agosto de 2011

El fantasma del museo

Hace poco disfruté de un viaje de fin de semana a la ciudad de La Plata. No voy a escribir sobre lo que cualquiera puede encontrar fácilmente en Internet: que si la planificación, que si las avenidas cada seis calles, que si las plazas, que si las diagonales… La Plata es ideal para aquellas personas que, como yo, tienen un pésimo sentido de la orientación y son capaces de perderse incluso en Pukekura que, según dicen, es el pueblo más pequeño del mundo con tan solo dos habitantes: el alcalde y la alcaldesa. Pero volviendo a La Plata, con su perfecto plano totalmente cuadriculado, con sus calles numeradas (en que la 5 es calle y no avenida), debo confesar que incluso allí fui capaz de perderme, aunque solo fuera por un un momento.